Opciones. Cada día nacen, cambian, se transforman, el cliente siempre tendrá de donde elegir, en particular si le gusta buscar. Sin embargo a la larga los consumidores de un producto o servicio apuestan por la accesibilidad, qué tan fácil es obtener lo que quiero y cuál es la opción que me ofrece esa flexibilidad. Entonces las opciones se van cerrando hasta que sólo quedan dos. Esas dos que pueden llegar a transformar la cabeza del cliente en un ring de boxeo, en busca del ganador. Sólo dos. Claro que pueden existir más todavía, tres, cinco, veinte. Pero al final se reduce al par con las estrategias más adecuadas.
Esto quiere decir, que en cada línea de producción, el cliente promedio prestará atención a la marca líder y a aquella que se le acerca, el segundo puesto que a su manera puede llegar a ser tan relevante como la primera.
Esto ocurre porque a menudo, cuando hay una categoría nueva, y aparecen varias opciones, sólo algunos representantes van madurando. Usualmente cuando un líder llega y se posiciona primero, no todas las marcas subsiguientes son capaces de seguirle el paso, Por tanto sólo una logrará empatar su estrategia para posicionarse como el competidor directo, con garra y estrategia. Si de por si, posicionar una sola marca, una sola imagen en la mente de los consumidores puede resultar difícil, a menos que se siga una estrategia adecuada desde el principio, una segunda entrará más que nada porque a un cliente le gustan las opciones, piensa que creando competencia obtendrá mayores beneficios de una marca u otra. Y tiene razón. Es por eso que una segunda marca en la contienda es permisible y deseable. Pero una tercera y más, en un mercado ya maduro, donde las participaciones están bien marcadas y definidas, ya no es tan simple optar por una posición sólida en la mente y las necesidades del cliente.
Ojo, esto no quiere decir que el resto va a desaparecer, puede que se mantengan y estén como otra opción más, que alguno de ellos madure también y logre una estrategia que lo posicione del mismo modo, en la competencia por la supremacía, además de dejar una moraleja muy clara: Si ya has logrado cautivar a una parte del mercado, no lo sueltes, no descuides tu estrategia, evita caer al tercer peldaño, o estarás fuera de la verdadera contienda..
